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Por eso, quien rechaza esto, no rechaza una norma humana, sino a Dios que es quien os da su santo Espíritu.

En cuanto al amor fraterno, no hace falta que os diga nada por escrito, ya que el mismo Dios os ha enseñado a amaros los unos a los otros. 10 Y así lo practicáis con todos los hermanos de la entera Macedonia. Sólo os pedimos, hermanos, que progreséis en ello más y más,

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